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1.23.2014

Intervenir: Dolores Dorantes y Rodrigo Flores Sánchez


Dolores Dorantes y Rodrigo Flores Sánchez leen parte de su libro Intervenir en Casa Vacía, Ciudad de México, 21 de noviembre de 2009.


A finales del 2014, los poetas mexicanos Dolores Dorantes (Córdoba, Veracruz, 1973) y Rodrigo Flores Sánchez (Ciudad de México, 1977) publicarán un libro de poesía en colaboración bajo el título Intervene/Intervenir (Brooklyn: Ugly Duckling Presse, 2014, de próxima aparición). La traducción del libro al inglés (que es inédito en español) está bajo el cargo de la poeta y traductora estadounidense Jen Hofer (San Francisco, California, 1971). Jen Hofer es, indudablemente, la más importante traductora estadounidense de poesía mexicana. Entre sus múltiples publicaciones se encuentran la innovadora antología Sin puertas visibles: An Anthology of Contemporary Poetry by Mexican Women Writers (University of Pittsburgh Press, 2003), y más recientemente fue co-traductora del estudio crítico de Heriberto Yépez sobre los viajes y las investigaciones en México del poeta estadounidense Charles Olson, The Empire of Neomemory (Oakland/Philadelphia: Chain Links, 2013).

Conocí la obra de Dolores por medio del mundo de los blogs mexicanos de poesía, que surgió durante la misma época en que muchos poetas experimentales estadounidenses abrieron bitácoras digitales. Dolores todavía mantiene un blog (Dolores Dorantes) y por más de una década su escritura online y sus libros de poesía han sido esenciales para mí. Los lectores estadounidenses pueden leer su obra a través del volumen titulado sexoPUROsexoVELOZ and Septiembre: A Bilingual Edition of Books Two and Three from Dolores Dorantes, translated by Jen Hofer (Denver: Counterpath Press and Kenning Editions, 2007). Dolores vivió por muchos años en Ciudad Juárez y hoy en día reside en Los Ángeles, California.

Fue Dolores quien me presentó a la escritura de Rodrigo, en particular su segundo conjunto de poemas, Estimado cliente (Toluca: Bonobos Editores, 2007). Rodrigo también es traductor y ha publicado versiones en español de los poetas estadounidenses Jack Spicer y Muriel Rukeyser. Vive en Ciudad de México. Intervene/Intervenir será su primer libro publicado en inglés. Hablé con Dolores y Rodrigo por e-mail sobre su libró que se publicará con Ugly Duckling Presse. También he traducido nuestra conversación al inglés para el blog The Best American Poetry.



Me da la impresión de que Intervenir surge, en parte, de la amistad entre ustedes dos. ¿Cómo surgió la idea de colaborar en este libro?

Dolores Dorantes: Intervenir surgió de una invitación para colaborar con la revista Kaurab oline, el poeta Aryanil Mujerkee me escribió para crear un número para la revista con textos creados en colaboración. Aryanil quería tres cuartillas por cada pareja de autores y yo invité a Rodrigo a hacer algo juntos. La experiencia de colaboración para mí fue tan nueva y, conocer el proceso creativo de Rodrigo fue tan impresionante (era mi primer trabajo en colaboración): como descubrir el mecanismo que produce que una flor se abra o algo así, que no quise parar. Yo había decidido ya dejar de escribir poesía formalmente, acabar con los versos, pero trabajar con Rodrigo me hizo ver la forma de la poesía de manera distinta, comencé a romper muchas de mis propias reglas, con mucho miedo, retomé el verso (al que no he vuelto). Y también con mucho miedo abrí mi proceso creativo a otro escritor para poder colaborar. Eso fue fantástico.

Rodrigo Flores Sánchez: Lola y yo somos amigos desde hace tiempo. Ella me propuso hacer una colaboración conjunta para una revista; así que escribimos dos o tres poemas en conjunto, sin ningún tema definido. Esos poemas salieron en uno o dos días. Es decir, Lola me enviaba dos versos, yo le mandaba otros dos de regreso, así salieron los primeros textos. Posteriormente la estrategia cambió: cada uno escribía poemas completos y nos contestamos con otros textos. El breve conjunto de poemas pronto se vio rebasado.

                              (Dolores Dorantes, por Rob Ray)

¿Podrían describir el proceso de composición del libro? ¿Colaboraron en persona o por correo?

DD: Para mí fue un proceso eufórico de intercambios de documentos en archivo de word que enviábamos mandábamos por email. Una completa sumersión. Después, yo no recuerdo fechas, pero tal vez Rodrigo se acuerde, yo viajé a la ciudad de México y nos encontramos en Coyoacán para decidir qué poemas conservaríamos para formar el libros, y cuáles otros poemas podrían sobrevivir a la corrección. Creo que fue así, pero en estos casos el proceso puede tener percepciones distintas, es como la misma historia contada por diferentes abuelos, siempre habrá detalles que yo cargo de emoción y preferencia y que Rodrigo tal vez observe de forma mucho más precisa, él siempre observa de forma más precisa y ordenada que yo.

RFS: Para mí el proceso de composición fue muy estimulante y desconcertante al mismo tiempo. En el caso de Intervenir, yo nunca había participado en un proyecto colaborativo de escritura sin los elementos que mencioné arriba. Hay que tomar en cuenta que Lola estaba en Ciudad Juárez y yo en el Chilango. En realidad Lola y yo nos hemos visto pocas veces personalmente, pero yo siento muchísimo afecto, admiración y empatía por ella. Creo que sin estos elementos no podría participar en un proyecto como el de Intervenir. Yo sigo todo lo que Lola publica y tenemos años escribiéndonos. De hecho, después de Intervenir comenzamos a escribirnos cartas para otro proyecto. Para mí fue muy denso el desarrollo paulatino de inmersión en el otro. Este proceso para mí fue un cuestionamiento radical de lo que significa la identidad y el “estilo” de una escritura. El proceso es el inverso al del hilo de Ariadna. La intención no era salir del laberinto sino adentrarse, extraviarse en las interrogaciones, recurrencias y marcas estilísticas del otro. Al final creo que la escritura, al menos que esta escritura, es un trazo, una mirada hacia signos vedados de antemano, que pertenecen a Nadie, es decir, a un Cíclope, a un ciego, a un vendado. Me refiero a que uno no tiene pistas para descifrar un trayecto o definir una ruta, sino únicamente para hollar el territorio con preguntas.

En una lectura del libro que hicieron en Ciudad de México en 2009, que aparece en YouTube, se escucha la voz del poeta Jorge Solís Arenazas leyendo algunos fragmentos desde la audiencia. ¿Se podría decir que Intervenir es un libro que busca intervenciones de sus lectores?

DD: La lectura que está YouTube fue grabada en la presentación de una plaquete que regalamos donde imprimimos un fragmento de Intervenir. Todo el evento fue totalmente una fiesta. Sin pensarlo o decirdilo abiertamente sí, sucedieron varias intervenciones: la intervención de los poetas Karen Plata e Inti García Santamaría, que elaboraron la plaquete. La intervención de la poeta Laura Solórzano que leyó antes de que nos otros interviniéramos el espacio: la casa del poeta Jorge Solís Arenazas, quien nos ayudó presentando su voz para el performance, y la intervención de Producciones Autismo, que grabó la lectura. Todo sucedió en la “Casa Vacía” (así llamaba su casa Jorge cada vez que organiza una lectura) en la avenida Alvaro Obregón de la Colonia Roma y muchas de las cosas y las situaciones que se dieron ahí fueron accidentes. Decisiones que tomamos minutos antes de leer.

RFS: El sentido del título y del libro para mí tiene que ver dos cosas. En principio, históricamente México es un país que ha sido y es intervenido por distintas fuerzas, ejércitos, países, policías, etc. Antes de 1519, la constitución de Mesoamérica tiene que ver con la intervención de distintas culturas y clanes. El territorio que hoy comprende a México y parte de Estados Unidos fue intervenido por el imperio español durante tres siglos. Posteriormente México fue intervenido dos veces por Francia y dos veces por Estados Unidos. El territorio mexicano se adelgazó debido a anexiones estadounidenses y a las independencias de los países centroamericanos. En este sentido, a mí me llama mucho la atención que si la historia y la política de México puede leerse y rastrearse a partir de la historia de sus intervenciones, su política oficial haya sido la doctrina Estrada: es decir: la no intervención. Freudianamente es una proyección social curada en salud por un lugar común y por una imposibilidad no sólo histórica sino epistémica: no intervenir. En mi caso, me interesaba hacer visible esta palabra traumática y hoy, en día, muy vigente. Por otra parte, en el libro la intervención está representada por la sobre-escritura. Digamos, creo que el símil social está subjetivizado en el mapa que es el libro: un territorio lleno de adendas, supresiones, jerarquías tipográficas, voces, preguntas, que no pertenecen a una autoría sino que sólo hacen evidente un desarraigo autoral. La experiencia de la primera lectura del libro (y hasta ahora la única en conjunto) a mí me gustó mucho. Pues pudo hacerse de forma “coral”. Jorge, Lola y yo leíamos distintas marcas tipográficas. Para mí fue muy inspirador, por ejemplo, conocer el audio de las lecturas de Hannah Weiner, a quien conocí, por cierto, por Lola. Son increíbles.

                              (Rodrigo Flores Sánchez, por Ramón Peralta)

¿Cómo fue el proceso de traducción al inglés por Jen Hofer? ¿Ustedes colaboraron con ella en la traducción?

DD: Bueno, creo que los procesos de Jen siempre son muy cuidadosos y creativos. Es un proceso que todavía no termina y del que sería fantástico conocer más, por parte de Jen Hofer. Las colaboraciones con Jen Hofer nunca suceden en el mero plano de la interpretación o reinterpretación de un texto. Jen siempre busca más allá, y hace sus preguntas. Pero, como te digo, es un proceso que no concluye todavía porque el libro se en edición bilingüe se publica hasta finales de este año.

RFS: El proceso de traducción me gustó mucho. Jen es una excelente conductora de textos. Además de interesarle la literalidad de la traducción, está muy al pendiente de entender el texto en su contexto y de no quedarse en un primer nivel, es decir el literal. En este sentido, de parte de ella siempre hubo un diálogo abierto con Lola y conmigo, donde no faltaron las preguntas, inquietudes y observaciones. Para mí fue muy enriquecedor.

Me parece que la traducción del libro al inglés ofrece nuevas posibilidades para lecturas del libro en público, con un contrapunteo entre los dos idiomas. ¿Piensan presentar el libro en los Estados Unidos cuando salga?

DD: Tenemos que presentar el libro en Estados Unidos, claro. Es la forma en la que las editoriales promueven sus publicaciones y aseguran que el libro tenga un impacto más cercano entre el público, sobre todo tratándose de poetas que escribimos en otro idioma. ¿Cómo podría la editorial justificar sus razones para publicar poesía mexicana sino a través de los propios autores? Publicar poesía de por sí es un riesgo, y publicar poesía en otro idioma, con autores del país más cercano a Estados Unidos no es precisamente del mayor interés entre los intelectuales blancos, entonces hay que mostrarnos, y divertirnos mientras lo hacemos. Años atrás leí parte de Intervenir en un museo de Detroit y participaron los poetas Patrick Durgin, Laura Solórzano y Jen Hofer, sosteniendo con su voz un discurso diferente de los que aparecen en Intervenir (Intervenir es un libro donde se entrelazan más de tres discursos). Eso le dio una dimensión teatral interesante. No sé con cómo nos divertiremos esta vez, y cuándo exactamente, pero seguramente será algo bien loco, porque la presencia de Rodrigo, (uf) es otro mundo.

RFS: A mí me encantaría que Intervenir se presentara en Estados Unidos.




{ Enero 2014 }

2.27.2011

Mi maestro y amigo Josu Landa / Dolores Dorantes

My teacher and friend Josu Landa (teacher in life, and during my time with a fellowship from the Fondo Nacional para la Cultura y las Artes), has come to live in this marvelous and splendid border. For me it’s a gift to be living close to someone who shares, not only my birthday and The Diva’s cares, but also survival. Of Basque origins, Venezuelan by birth, professor of Philosophy at the Universidad Nacional Autónoma de México who published a book about Marxism during his literary beginnings. Political prisoner during the dictatorship before Chávez. Not only does Josu know Marx, but he also lived an opposition’s organization and struggle in his country: Venezuela, from which he barely survived, thanks to a priest who intervened on his behalf so they wouldn’t blow his head off. I enjoy being a witness to the passion with which Josu cooks and lives: hederra. This Friday his seminar “Crísis y frontera” began. Josu is a philosopher by blood, one who after having lived in the cavern perceives that something else exists beyond that “underground” and he goes out to meet it: the clarity of consciousness, of knowledge, of astuteness and of coherence. But not just that, Josu makes a commitment to go back to the cavern and try to show that other reality to those who are still living confused amid the shadows of a place that seems to have no exit. At the start of the seminar, Josu made the comparison between a burrito vendor in downtown Juárez and one of the ancient Greek philosophers, “as far as their human experience they’re exactly the same.” The purpose of this seminar, which I’m enjoying enormously, is the production of a social transformation based on philosophical theories such as Stoicism, Epicureanism and Cynicism; to integrate them into the daily life of those of us who attend the seminar, in other words, not just to acquire information. To have knowledge only at an intellectual level is like being an anticapitalist who drinks Coca Cola or someone who goes to marches demanding justice for the city while dedicating himself to robbing homes. The purpose is to apply these philosophical theories to the life of a world in decadence. Decadence, not crisis, we concluded in the most recent session: a crisis can’t prolong itself from the 1970s up until today. It would be like the holocaust, which some think was only lived by Jews, when in reality all over the world we have been moving from one holocaust to another. To assume the responsibility that we live in a moment of decadence, not just in Juárez: a global decadence. To put aside the drama for the next life and take responsibility for the part that corresponds to us, that’s a good start. Because as Josu said: “If capitalism is sooo good, then why are we always living so unsatisfied all the time?” On another note, nobly and simply, Josu is teaching me a bit of Eutskera... I feel so good that, literally, I think that finally ni etxera noa, that might be my next tattoo.




{ Dolores Dorantes, Tabla sin asidero, February 2011 }

1.27.2009

“Nunca me he preocupado por que mis libros...” / Dolores Dorantes

“I’ve never worried about my books...”

I’ve never worried about my books crossing borders. I’ve never thought my work has to cross borders. It would be an exhausting and disappointing task. If I can’t even manage to get a book published in my own country, how am I going to make an effort toward having my work appear somewhere else. The path one’s work takes is unpredictable, and the writer can do nothing to direct its course. It’s likely a writer will make an effort to get his work out to the entire world, so that he gets published throughout the Americas and nothing will guarantee that “something will happen.” Can anyone imagine Antonio Lobo Antunez making an effort to have his books reach Spain, for instance? And yet someone read Lobo Antunez and liked him and gave him a contract and edited him and translated his work and, now, thanks to that good taste I can read him. All Antonio had to do was write his books. It’s the only thing a writer should do. Any poet can get his work out all over the world before it advances on its own, but it’s absurd to think that by means of that simple action we will be Neruda, or Vallejo, or Julio Cortázar. If Gorostiza and Velarde are barely known in our own country. Trying to move ahead of one’s own work is useless, boys, you’re wasting your time. Those things, just like poetry, happen naturally.




{ Dolores Dorantes, Tabla sin asidero, January 2009 }

10.30.2007

Dolores Dorantes

In the summer of 2003, in the midst of reading a dozen or so blogs for the first time on a regular basis, I recall printing out the entirety of the archives for Dolores Dorantes’s blog Tabla sin asidero and reading all of it over one weekend. She occasionally posts poems there but besides those rare instances, I hadn’t read much of her poetry until now with the publication of her first book in English, a reprinting of parts two and three of a long-term project called Dolores Dorantes. It’s a book that reminds me I’m not a critic. I read and write about other poets merely to understand them and my reactions to their work. But I don’t know what my reaction might be to this marvelous book (and its translation by Jen Hofer, that ends up recreating the book in a parallel, equally alluring, English universe, printed on the same page below the originals). Published next year (though it arrived in my hands a few days ago) by Counterpath Press and Kenning Editions, Dolores Dorantes is described by its author in a brief introduction:


“I might attempt to define these books as reflections of excitement, massacre and peaceful silence in the aftermath of devastation, at least in the case of September, but I don’t know for sure.” (x)


I remember sitting outside of Boston in early summer, near the ocean for several days, reading the printed-out sheets of Tabla sin asidero. Though I didn’t save those sheets (and the archives at her blog seem to have disappeared recently) I recall her untitled, undated prose fragments as a type of serial poem I absorbed in a realm above my logical, archivist impulses. Now reading her book, I come across familiar zones of uncertainty, dread, optimistic moments of love filtered through (or is it beyond?) the seep of daily news, empire, transnational capital, self-doubts — my own obsessions with dictatorship, misinformation and surveillance as enemies of poetry, what poetry dissolves in its sweep across plains of time, seconds equaling centuries.

Dorantes ostensibly works in minimalist forms, epigrammatic poems gathered in numbered chapters, divided into two books, texts from a life-long project the poet simplifies by using her own name for title. But the verb “simplify” is wrong, of course, otherwise I’d know what to say, or where to start with this. It’s not a collection, but rather a long fragment distilled for readers across the split page of Spanish & English. Hofer’s English versions are often departures from the originals in exciting ways, such as in this moment from chapter 2 of Septiembre:


(Observa
a golpe de cincel:

encuéntrate)




(Observe
with the blow of the chisel:

yourself find)” (62)


Now that I read this book in North Carolina, Boston seems to have only existed once in a growing list of phantom locations, places catalogued for a litany of mundane or astral cities (simultaneous and self-conscious, archive of the notebook’s incompletion). The desire of poetry, surrounding certain texts, is to unbind itself, moving according to its own architecture without explanations or reasoning. Dolores Dorantes is a visionary book whose absent parts reclaim the author and haunt the reader. It contains spectral dimensions, whether one considers the relationship between poet and translator (collaborators, really) who shadow each other across the pages, or if you stop to notice the interplay (intertext) Dorantes allows her readers.

You can read Chapter 2 of September at Action, Yes (Volume 1, Issue 3).