2.21.2004

Rosamel del Valle

In 1976 Monte Ávila Editores published an anthology of work by the Chilean poet Rosamel del Valle (1901-1965). The volume was edited by Juan Sánchez Peláez, who maintained a life-long admiration for that poet's work. I was lucky enough to find a copy of this book in the shelves of one of the booksellers in the hallways of the Universidad Central de Venezuela two years ago.

I've read that Sánchez Peláez met Rosamel del Valle once, in New York City during the early 1960s. The Chilean poet's books are nearly impossible to find these days. The poems that Sánchez Peláez includes in Antología offer an excellent view of Rosamel del Valle's magnificent interpretations of surrealism, spanning from the 1920s until the 1960s. So much depends on these secret books.

*

"Quinteto

Ah, sí, a veces sé que existes, que eres
Parte de mí mismo y del relámpago en visita.
Y cuando hay más cabellos y olas a mi alrededor,
Debes saberlo, no te atraigo hacia mí ni te aparto
Sino que te dejo danzar en el vértigo de mis huéspedes.

Si yo fuera Ovidio diría que eres la alegoría del amor,
La visión rodeada de centellas por caminos sin cielo.
Y ya ves, eso es forzar la lengua para nada
Puesto que estás vestida de brillantes jeroglíficos
Y tratando de hablar por los ojos de cada signo.

Nada aparto de mí porque la vida lo ordena
Y porque de todos modos la muerte no lo quiere.
¿Qué sería de mi caminar por las aguas,
De mi entrega al banquete privado de la noche,
Sin nada que hablara de ti en esos secretos?

Devuelve, pues, tu cabeza al mar y mírame desde ahí.
Yo estoy contando horas en la vejez de las colinas:
Horas que han cesado de hablar sin despedirse,
Horas atraídas por el imán que no conozco
Pero que ponen un sol de otro tiempo en mis palabras.

Pienso en el instante en que debo deshacerme
Con la magia del tren que se deshace en un túnel.
Al otro lado estarás, eso lo sé, dormida y con el brazo
Del sol alrededor de tu cuello. Mas ¿estaré
Yo ahí para saber que ese calor es mi calor?

Lo digo, como podría decir que las nubes son párpados errantes
Pero sin desear una respuesta a mi ansiedad
Puesto que estaré sentado debajo de tus ojos
Aun con esa cadena ardiente inventada por mí mismo.
Tú y yo, no más que la humedad y la piedra.

Tú y yo, no más que el corazón de la noche en un vaso."

{Rosamel del Valle, La visión comunicable, 1956}

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