4.30.2004

La fe del cardenal

Ana Teresa Torres

Opinión
Viernes 30 de Abril de 2004
TalCual


Como no soy creyente me conmuevo ante la fe y hasta la envidio; es una manera de resistir a las trampas de la realidad. Aquí resumo algunos artículos de fe del poeta de Solentiname que recuerdan un libro que en otro tiempo leímos con fervor: En Cuba, de 1972.

Renovadas sus creencias, don Ernesto escribe sus vivencias y observaciones recogidas en su visita a Venezuela con motivo del Festival Mundial de Poesía. Uno de los logros destacados es que “hasta hace poco una india era ministro” y su ministro anfitrión, es negro. El viceministro de Cultura “le contó” (no sabemos si es un cuento corto o una noveleta) que se han repartido gratuitamente 25 millones de ejemplares de diversos títulos, se ha producido una distribuidora de libros (¿será el cadáver de Kuai Mare?), así como una editorial de libros políticos porque la población “casi sólo encontraba libros de derecha”. (¿En las repisas de la derecha?, ¿a la orilla derecha del río?). “Algunos poetas” le explicaron que el apasionamiento por la poesía era producto de la revolución. Otra noticia es que ahora la universidad será gratis, así que las universidades nacionales probablemente fueron parte de una falsa información de la derecha que nos tuvo engañados por décadas.

Por suerte, dice el poeta, en Cuba “un gran contingente de estudiantes, muy bien escogidos, con la prohibición de pertenecer a partidos políticos, se están formando para realizar en el futuro tareas de gobierno”. ¡Ah!, Internet es gratis para el pueblo, “hasta en el campo”. Corran a las sabanas y conéctense. Lo más destacable es la “confraternización de civiles y soldados, unidos en una sola revolución”. (¿Los de Fuerte Mara? ¿O los que compartieron la piscina con Acosta Carles?). También la religión es de mencionar.

Chávez, por ejemplo, hace citas falsas del Evangelio, pero, eso sí, con el mismo espíritu con que Jesús lo hacía. También de la geografía en sus comparecencias públicas hace campaña para fomentar la lectura y recomienda libros y recita. “Esa vez en atención a mí leyó un poema mío”.

Lo peor, desde luego, es la derecha vandálica. Le roban sus pertenencias a los muchachos que viajan a Cuba, y su campaña es tan terrorífica que un psiquiatra le contó de la cantidad de pacientes afectados. Afortunadamente los periódicos de derecha ya no se venden, él vio los bultos sin abrir al final del día.

Además, “en Caracas hay un edificio blanco muy grande y muy bello, que era la sede central de Petróleos de Venezuela. Allí la riqueza petrolera era administrada autónomamente sin que el Estado pudiera intervenir en nada, y se robaban esa riqueza. Sólo ahora, mediante la nueva Constitución el gobierno pudo tener control de la empresa”. Junto a que no hay presos políticos, éstas son las dos mejores nuevas.

En fin, afortunadamente, dice el poeta: “No debo negar que encontré en Venezuela intelectuales honestos, algunos de ellos amigos míos, que se oponen visceralmente a Chávez”. Después dicen que los intelectuales no sirven para nada, cuando son los mejores publicistas. Pero, como apunté al principio, soy respetuosa de los creyentes, y aquí tenemos la fe que mueve montañas.




(Ana Teresa Torres, Tal Cual, 30 Abril, 2004)

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