4.21.2004

Mística del árbol

Los árboles son sacramentos de la paz.
Ellos me enseñan el arte difícil del sosiego,
firme en su aplomo vertical
frente al viento y al látigo incontable de la lluvia.
Su tranquilidad está transida de silencio
pues las hojas, como labios, sólo invitan
a contemplar otra flora escondida e interior
que no se puede describir con las palabras.
Ellas hablan al alma, no al oído.
El tallo, paciente, se revela siempre ascensional
por efecto de la atracción religiosa de la luz
que lo ha elevado, a través de los años,
hacia el cielo; éste parece pesar sobre sus ramas
para darnos la exacta sensación
de estar ante un frondoso
receptáculo sagrado. La calma del árbol ilumina.
No es casual que, bajo su sombra, Buda
haya recibido el rayo austero
de la verdad situada tras el tráfago
de las cosas goteando idéntico dolor:
la última quietud, incontaminable,
cuyo signo en la tierra son los árboles,
serenísimos rastros a seguir
del santo ocio de Dios al contemplarlos
como perfecto reposo de sus ojos.


El árbol es siempre vespertino
aun si lo alumbra una matutina esplendidez:
su esbelta, ensimismada arquitectura
sólo encuentra marco preciso
en el crepúsculo, cuando la paz,
ya madurada, expande copas
donde pernoctan los pájaros, callando.

{Armando Rojas Guardia, Verbigracia, 2000.}

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"No siempre fue así. En la calle tradicional, la ciudad desplegaba su cadencia pausada como un paisaje franco; las galerías de El Silencio y los pasajes del Centro Simón Bolívar se atrevieron a proponer una ciudad novedosa; las amplias aceras del Centro Comercial Chacaito descubrieron lo urbano como placer; los bulevares revelaron las oportunidades del paseo. Pero la progresiva confiscación del espacio público por la demagogia y la ranchificación nos fue reduciendo al suplicio diario del tráfico como condena y la disgregación como norma, hasta confinar la diversión a la ficción de los "malls" comerciales, con ese olorcito a cotufa con plástico que aviva la ilusión de estar en otra parte."

{Enrique Larrañaga, "De las calles encalladas a la calle que no calla," El Meollo.}


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Excellent essay by Heriberto Yépez on Enrique Krauze and Samuel Huntington at Anti Sta2 Uni2:

"Nunca pensé decirlo: por favor alguien traiga de vuelta a Octavio Paz."

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Kill Bill (1 & 2) is so brilliant and hilarious. A muralist's narrative range.

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"The Unbearable Lightness of Blogging"

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Slavko Zupcic, 583104: Pizzas Pizzas Pizzas (Caracas: Fundarte, 1995).


Patricia Guzmán, Con el ala alta (Mérida, Venezuela: El otro, el mismo, 2004).

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My reading for fragment
dime of evening
aligned fortress stance
Tackled for automatic
writing zone
hip-hop fluency
Formal and circumspect
Attired in dread

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