Javier Sologuren
el fuego del tiempo
se consume a sí mismo
esa rosa ya no dura
mas que su perfume
llevo un milenio
resplandeciéndome
en las uñas
el polvo es la ceniza
de una
inmutable mariposa
los extremos del sueño
escapan dando gritos
la luz única
que solamente
solo percibo
huye por los márgenes
de esta página
donde
una vez más
la escritura
se encuentra con la nada
(¿para nada?)
Javier Sologuren, Un trino en la ventana vacía (Caracas: Monte Ávila Editores, 1998)
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