12.01.2005

Elizabeth Schön

Devoted to the anonymous component of poetry, even the most lyrical of laments, a machine precision of sights. From a typewriter poem attached in a letter I received yesterday: "...when the sun / shown red / and especially dark upon my room / I was shown / to 3464..." The words in block typewriter script set against the shape of the white page, well-tuned.

I've used a typewriter before for poem sequences, pamphlets I self-published more than a decade ago. I used a typewriter a friend had bought me at a thrift store in North Tampa. It was sky blue, with round finger keys, a portable suitcase travel kit, best of all the type came out in script. I don't remember the model but still have the original, imprinted mansucripts.

I printed TYPEWRITER and CHOLO for friends, and I suppose they could be called 'juvenalia.' The form imposed by the script type on the poems is still fresh to me, even with pieces that otherwise fail. I've used at least 2 other typewriters since then, though none recently. Notebook forays and last month's broadside.

I like the privilege of reading, its quiet and memory.

*

In yesterday's TalCual an unsigned note on Elizabeth Schön upon her 84th birthday:


Elizabeth Schön, 84 años de vida y poesía

Elizabeth Schön arriba hoy a sus 84 años de frondosa existencia, vertida en una obra que se extiende además en el teatro y la crítica literaria.

Su poesía, ha dicho Rafael Arráiz Lucca, “es esencia, apunta al origen de las cosas, a su realidad.” Una poesía que proviene del ser y “nos muestra una realidad única, donde no existen oposiciones ni diferencias, donde la palabra recrea el mundo del poeta y el mundo del lector, no como opuestos, sino como únicos, como una sola esencia.”

Elizabeth Schön entrega su canto por vez primera en La gruta venidera (1953), donde ya se anunciaban las marcas de lo que ha sido su camino poético hasta el día de hoy. Seguidamente escribió En el allá disparado desde ningún comienzo (1962); El abuelo, la cesta y el mar (1965); La cisterna insondable (1971); Mi aroma de lumbre (1971); Casi un país (1972); Es oír la vertiente (1973); Incesante aparecer (1977); Encendido esparcimiento (1981); Del antiguo labrador (1983); Concavidad de horizontes (1986); Ropaje de ceniza (1993); Aún el que no llega (1993); Árbol del oscuro acercamiento (1994); Campo de resurrección (1994) y La flor, el barco, el ama, (1995). La autora recibió en 1971 el Premio Municipal de Poesía y en 1994 el Premio Nacional de Literatura.

–No escojo la vía del discurso. Elijo lo que aquí nos reúne a todos: la poesía. Esa, que sin presunción alguna, construye mediante la palabra, una realidad distinta, nueva, a toda aquella expuesta a la mirada. Cuando Vicente Huidobro, ese gran poeta chileno anuncia: “... El mundo se prolonga de rosa en rosa...” crea una presencia poética tan propia y novedosa, que por más que quisiéramos encontrarla en los espacios del mundo, no la hallamos, debido a que la frase la expone una figuración poética muy distinta en su manera de actuar a cuando alguien sujeta el ramaje, un pez, una argolla.

Este planteamiento, dice Arráiz Lucca, la lleva a una relación única con la naturaleza, una relación marcada por la fascinación ante el mundo y que puede leerse y escrutarse en la nueva Antología poética,en una selección de textos que realizó la misma autora junto a la prologuista, Luisana Itriago.

(TalCual, 30 Noviembre 2005)

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