Almost A Country (10)
I have arrived at Plaza Capuchinos.
The church has something of a sleeping ox, its tower reminds me of the peace of lonesome roads.
People walk through the plaza’s shaded paths. I wonder if they carry a lily, a utensil they hope to deposit in some spot on earth.
The dovecotes stand out within the branches, clusters confuse themselves with the straw of the nests; the leaves mix with the excrement of the pigeons that fly toward empty spaces, they’re cups the wind lifts up to give away, in the mountains, in towns.
No one stops to look at the belfry. The majority walk by, as though pushed forward by an endless blizzard.
Boys, girls, adults, all follow their paths across San Martín Avenue; I know each one carries feelings, desires, secrets within, and all of them recede, are diluted in the tumult, like the sound of a voice dissolves when a scream shouts in the jungle.
Is it possible for so many beings to live, to walk, speak, greet and then continue on their paths without even returning, without even recalling?
*
Casi un país (10)
He llegado a la Plaza de Capuchinos.
La iglesia tiene algo de buey dormido, su torre me recuerda la paz de los caminos solitarios.
Los hombres andan por los senderos sombreados de la plaza, pienso si llevan consigo una azucena, un utensilio que, en algún lugar de la tierra, quieren depositar.
Los palomares descuellan dentro de los ramajes; los gajos se confunden con la paja de los nidos; las hojas se mezclan con el excremento de las palomas que vuelan hacia los espacios, son tazas que el viento levanta para regarlas, en las montañas, en los pueblos.
Nadie se detiene a mirar el campanario. La mayoría camina, como empujada por una ventisca que jamás se detuviera.
Muchachos, muchachas, adultos, siguen sus rumbos a través de la avenida San Martín; sé que cada cual lleva consigo sentimientos, fe, anhelos, secretos, mas todos se alejan, se diluyen en el tumulto, como se disuelve el sonido de la voz si se lanza un grito en la selva.
¿Es posible que vivan tantos seres que andan, hablan, saludan y después prosiguen sus rutas sin, tal vez, regresar, sin tal vez, recordar?
1972
{ Elizabeth Schön, Antología poética, Caracas: Monte Ávila Editores, 1998 }
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