II
The impossible poem
exhausts me before we even get started.
I spell out its syllables without knowing them,
merely disposed to a diaphanous air
moving in my mouth for no one.
Tentatively reaching myself broken by words,
I let something grow in my ribs
a flowering of muteness
where immobile attention might gleam anew.
The voice is hollow
like a cadaver’s name
rotting in the center of the page.
But I get used to the panting,
to the scratchy smoothness.
There’s nothing behind thought,
nothing in these metaphors,
just barely the exact vigil
to scan how it flows unreachably
the cactus of the poem.
*
II
El poema imposible
me desgasta de antemano.
Deletreo sus sílabas sin saberlas,
dispuesto sólo a un aire diáfano
moviéndose en mi boca para nadie.
Tanteándome roto de palabras,
voy dejando que crezca en mi costado
un florecimiento de mudez
donde rebrille la atención inmóvil.
Está hueca la voz
como un nombre de cádaver
pudriéndose en el centro de la página.
Pero me acostumbro al jadeo,
a la ronca lisura.
Nada hay detrás del pensamiento,
nada en estas metáforas,
apenas la exacta vigilia
para otear cómo brota inalcanzable
el cactus del poema.
{Armando Rojas Guardia, La nada vigilante, Caracas: Fondo Editorial Pequeña Venecia, 1994}
No comments:
Post a Comment